sábado, 29 de enero de 2011

De la crisis de Egipto y Túnez, a la Filosofía política en la juventud española



Tras leer una entrada en el blog de un compañero y amigo de clase, bajo el título "Indignémonos", me he decidido a escribir. En su texto aboga porque nos preocupemos de lo que sucede el mundo, sobre todo, tras las manifestaciones y revueltas que están acaeciendo en los países del norte de África, y especialmente debido a la pasividad de una juventud que no se moviliza por nada.

Blogs como el de mi compañero Rafa, impulsan al resto a pensar, escribir y actuar. Tal es mi caso, a pesar de que ya llevo indignado y escribiendo de forma crítica desde hace tiempo. Mi respuesta fue instantánea tras leer el desolador y esperanzador panorama que acontece en Egipto, por ejemplo. Así que lo que sigue es un intento de ejercicio de inferencia política desde lo que sucede en Egipto y Túnez, hasta la realidad política, social y económica de España. Si te quedas aquí, y no eres capaz de tomarte cinco minutos para leer esto, afirmarás la teoría:

Todos los problemas de la sociedad son relacionales. Tienen su causa y origen en las estructuras que la conforman. Desde la sociedad civil, los grupos de interés, los partidos políticos, y el sector bancario y financiero principalmente.

El principal mal del que adolece nuestra sociedad, especialmente en los jóvenes como nosotros, no es otro que la falta de incentivos, la pasividad, el ver los toros desde la cómoda barrera del sofá de casa. Hemos crecido con todas las comodidades, en la abundancia, nunca nos ha faltado de nada. Nuestra generación no ha vivido momentos políticos convulsos, ni ha padecido las consecuencias de una guerra. Tampoco se ha visto sometida al yugo de una férrea dictadura en la que se nos hayan coartado derechos y libertades. Por ende, no nos hemos tenido que movilizar para conseguir nada. Salvo casos puntuales como las manifestaciones en contra de la guerra de Iraq.

Nos hemos convertido en felices ignorantes, preocupados por cultivar el narcisismo y hedonismo. No hemos interiorizado valores que generaciones anteriores tienen. Carecemos de ideales por los que luchar, hemos caído en el nihilismo y consumismo desenfrenado. Somos seres individualistas que tratamos de llegar antes que el resto a ningún lugar.

Preocupante es el hecho de que tenemos una cultura política muy deficiente. Por no hablar del sentido del civismo. En España hay pocos civitas, el que puede robar de lo público, lo hace. No tenemos respeto por el mobiliario urbano, ensuciamos, tiramos la basura en cualquier sitio. No hay cultura de lo público, en definitiva. Solo hace falta dar un paseo por otras ciudades de Europa para saber lo que falta aquí. Y para que la haya, la educación es esencial, hay que socializar políticamente hablando a los niños, desde la escuela, con alguna asignatura que inculque de manera imparcial y objetiva los valores de la democracia, explicando las reglas del juego del Estado de derecho (esto es una opinión muy personal).

El sistema de medios de comunicación (paradójicamente) y entretenimiento, es una de las causas de que no reaccionemos. Los medios tratan la información de manera banal, sin profundizar en la mayoría de los asuntos. Hablan de pasada de esa catástrofe mal llamada humanitaria, nos muestran una anécdota de lo que acontece a diario, no explican las causas de los fenómenos. Y se desmarcan muy poco de las clásicas agendas temáticas, sobre todo, en información internacional. En este tipo de información las fuentes son muy escasas. Así es común ver una persecución de Estados Unidos en la sección internacional, puro espectáculo, show business.
A pesar de ello, la prensa desempeña un papel fundamental como correa de transmisión de la Democracia. El problema es que muchos creen que con la píldora diaria de acontecimientos, con la diálisis permanente de datos sin explicación estamos informados. Más allá de esta tendencia, la información está disponible, quien quiera ahondar sobre cualquier cuestión puede ir a una biblioteca, buscar artículos científicos en Internet… Solo hay que tener inquietud y aprender a separar la paja para llegar a lo relevante.
La cuestión es que estamos navegando en un mar de entretenimiento. Desde el cine a los deportes. Es lo que vaticinó un auténtico visionario, Aldous Huxley, en su archiconocida anti-utopía Un mundo feliz (1932). Según Huxley, la gente llegaría a amar su opresión. Temía que no hubiera razones para prohibir los libros, o restringir el acceso a las fuentes de información, ya que no habría nadie que quisiera leer o informarse. Huxley sostenía que la información sería tan abundante que nos reduciría a la pasividad y egoísmo, que la verdad sería ocultada bajo un mar de superficialidad. Viviendo así bajo un apetito insaciable por divertirnos. Nos arruinará lo que amamos. Y más aún, de acuerdo con el sociólogo norteamericano Neil Postman, deberíamos pregutarnos de qué nos reímos, y por qué hemos dejado de pensar.

Nuestro tiempo libre lo invertimos en comunicarnos a través de narcisistas redes sociales, y a divertirnos. No pensamos, no reflexionamos sobre lo que pasa. También esto es debido en parte, a que recibimos tanta información que no somos capaces de asimilar ni un 50% de lo que leemos o escuchamos. No somos capaces de concentrarnos, no leemos, estamos aprisionados por la presión del tiempo, por la celeridad de una sociedad que se desarrolla sin límites fugazmente. Todo cambia tan rápido, se produce tanto, se viaja tanto, se habla tanto, que hemos perdido el sentido de las cosas, no nos ubicamos. Además, hemos construido nuestra identidad social en base a elementos tan superfluos como artículos de la cultura de masas, más que sobre otro tipo de valores más solidarios y deseables. Nos identificamos con otras personas, sucumbiendo a merced de estereotipos en los que encasillamos a los grupos. Nos unimos en muchas ocasiones a personas por gustos de música, cine, libros y deportes (categorías del perfil –publicitario- de Facebook).

Por otra parte, tenemos una presión tremenda en cuanto a formarnos, a estudiar. Este es un fenómeno curioso, y del que un profesor de la Universidad de Sevilla, y yo estamos escribiendo un artículo científico, me explico: En España, un hecho tan positivo como el que la educación universitaria se haya extendido, y sea accesible para muchos influyendo cada vez menos el origen social del estudiante, está haciendo que salgan ingentes cantidades de licenciados/graduados cada año. Esto podría verse como algo positivo, lo es, pero encierra un problema gravísimo. El mercado de trabajo español, y sus sectores productivos no ofrecen tal cantidad de puestos de trabajo que requieran una formación universitaria, aún menos ahora con la crisis económica. Por ende, los pocos universitarios que logran trabajar al poco tiempo de acabar la carrera, exceptuando las titulaciones técnicas, están “usurpando” el trabajo a personas con un nivel educativo inferior, realmente ajustado a la formación requerida para esas profesiones. Así podemos ver cada vez más a universitarios trabajando de dependientes en cualquier superficie comercial.

La presión que conlleva el tener que diferenciarse del resto a través de todo tipo de másteres y cursos especializados, no hace más que arrebatarnos el poco tiempo que nos resta para ahondar en cuestiones como las que actualmente azotan al planeta. Y para los que tienen menos recursos, hipotecarse el futuro a través de préstamos bancarios. Los cursos de postgrado se están convirtiendo en un incipiente negocio, así como el uso de becarios.

Desde el sector bancario y financiero, la situación se plantea como un absurdo tremendo. Hemos invertido millones de dinero público para salvar a muchos bancos, sin embargo, estos no dan ahora ninguna facilidad para el crédito. Otra contradicción curiosa es que se alienta a los ciudadanos a que compren para reactivar la economía. No obstante, todo ello es debido a una economía de sobreproducción en la que se derrochan recursos y alimentos por doquier. Mientras los supermercados tiran la comida todas las semanas, otros piden dinero porque no tienen qué llevarse a la boca. El problema del hambre es una cuestión de mala distribución de los alimentos, y de ciertas políticas proteccionistas que hacen que países pobres no puedan competir con el primer mundo.
Estamos expropiando unos recursos limitados, por encima de la capacidad de carga del planeta. Ahora muy en boga el término de sostenibilidad, muchas empresas hacen uso de él para vender productos verdes, que de ecológico y sostenibles solo tienen el nombre, ¿coches que funcionan con combustibles fósiles pueden ser ecológicos? No obstante, las energías renovables no dan el mismo dinero, ni a las empresas ni al Estado, al ser mucho más baratas de producir.
Además, la inflación cada año es mayor, curiosamente los sueldos no crecen, y en muchos casos decrecen. No es esto un alegato a favor de la erradicación del capitalismo, sino que hay que tratar de corregir sus numerosos errores desde la base, desde las pautas de consumo de cada uno de nosotros.

Se nos hace creer con todo tipo de estadísticas y números que la panacea del progreso es el crecimiento económico sin límites. No voy a defender que debamos volver a la prehistoria, como hacen algunos ecologistas radicales, sin embargo, creer que el aumento del PIB de un país es el único objetivo es un craso error. España es una marioneta en manos de la UE en cuanto a políticas económicas. Además, algo que no se dice, es que las desigualdades aumentan cada vez más, cada vez hay más ricos y más pobres, mejor dicho, los ricos son mucho más ricos. Y un porcentaje ínfimo de la población mundial (200 personas) acapara fortunas mayores que el PIB de una cantidad considerable de países. Mientras las clases medias se encuentran azotadas ante una inflación insufrible.

En cuanto a la política. Se escucha mucho en los jóvenes el defender una Democracia directa. Es idílica una democracia de este tipo, pero sintiéndolo, ya que a un servidor también le gustaría tan ideal forma de gobierno, solo ha habido dos democracias directas en la Historia. En la Atenas del siglo III a.C. y en la Ginebra del siglo XVIII, si mal no recuerdo, hablo de memoria.

Lo que hay que hacer es fomentar la participación de la sociedad civil en la Democracia, ejercer nuestros derechos para con la libertad. Para ello debemos unirnos, buscar gente con ideas afines en nuestro círculo universitario, por ejemplo. A partir de ahí, reclutar a gente desde nuestro ámbito local, podemos ir construyendo las bases para ir creando grupos de interés que ejerzan presión sobre los partidos políticos, para así cambiar la opinión pública, que es lo que interesa en sus encuestas. Y de esta manera, que se vean atendidas propuestas populares.

No vamos a cambiar el sistema democrático parlamentario, en el que los partidos políticos representan a una mayoría proporcional de los ciudadanos. Las bases del juego están ahí, lo que hay que hacer es explotar sus mecanismos y formas de expresión, que para algo gozamos de libertad de reunión y prensa. Y además disponemos de un altavoz tremendo, que no es otro que Internet. Nuestros antepasados han conseguido arrancar totalitarismos y dictaduras de raíz, sin la mitad de instrumentos de los que podemos valernos nosotros. No hay que pretender hacer una revolución, sería un pensamiento un tanto pueril. No hay que caer en la contracultura ni en radicalismos violentos, porque esto resta más de lo que creemos, y además es combustible para el capitalismo (dícese camisetas de apología comunista, un tanto contradictorio pues, comprar este tipo de productos para expresar una ideología).

La cuestión del “turnismo” de nuevo cuño entre PP y PSOE. España tiene un sistema bipartidista, al igual que muchos países de Europa y del mundo, véase Estados Unidos, Gran Bretaña… La gran diferencia con respecto a Estados Unidos, por ejemplo, es que nosotros no elegimos a las personas, sino que elegimos a los partidos. Esto estriba en que los partidos eligen a sus altos miembros a puerta cerrada. No obstante, gracias que no compartimos otras similitudes del sistema presidencialista norteamericano, donde las tasas de voto son bajísimas, inversamente proporcional a su sentimiento de alienación política.

Es esencial no encorsetarnos en un par de partidos mayoritarios, es vital votar a otros partidos minoritarios para que así haya gobiernos de coalición en los que se atiendan los intereses de partidos con menos votantes, pero que pueden estar representados a nivel nacional en las más altas instituciones debido a la necesidad de los partidos dominantes a coaligarse. Bajo mi punto de vista, esta es una de las soluciones. Comenzar a desmarcarnos del voto dicotómico, A o B.

También es necesario demandar una Democracia más plebiscitaria, donde se consulte con más frecuencia a los ciudadanos sobre asuntos de interés nacional, aunque solo sea a título consultivo, es bien sabido que las encuestas y sondeos de opinión marcan las líneas de actuación de los partidos.

Hay que votar, fuera el absentismo y el voto en blanco, hay ir a las urnas y votar a otros partidos. Hay que eliminar esa sensación de que un voto no vale nada, es un derecho por el que muchos han dado su vida. No se puede ser un gorrón a expensas de que otros actúen, bajo la idea generalizada de que uno más no va a ser significativo en la manifestación o votación.

Esto es completamente personal, pero creo que no hay que creer el discurso clásico del neo-liberalismo que inunda los telediarios especialmente ahora. Ya que este fomenta que tras una crisis provocada por la desregularización de los mercados financieros, respondamos con menos trabas de los estados-nación a los intercambios económicos. Hay que demandar política sociales también, sin dudar de que hay que reducir otros gastos innecesarios que cargan las arcas públicas (sueldos de políticos, pensiones vitalicias, gastos representativos, propaganda…).

En definitiva, si en países árabes, comúnmente tachados de antidemocráticos y fundamentalistas en sus ideas, hay miles de personas luchando en las calles por la libertad, con ínfimos medios por cierto, y bajo una represión brutal, nosotros podemos hacernos oír sin ningún tipo de duda. Podemos explotar todos los instrumentos que nos ofrecen las tecnologías y la formación que estamos recibiendo.

Al menos hay que empezar por pensar, para actuar en consonancia. Y hay que recordar, que como sostiene el francés Pierre Bourdieu: lo real es relacional. Fenómenos de tal magnitud como la Democracia hay que verlos desde lo alto, con una visión caleidoscópica que englobe a todas las instituciones y estructuras que forman la sociedad en la que vivimos. Todo influye, todos influimos.

*Para aquellos que quieran acercarse a la realidad del mundo inteligible a través de la novela o el documental:

Libros:

Documentales:

7 comentarios:

Unknown dijo...

Buena reflexión, compañero. Me has hecho pensar.

Jorkar dijo...

Enorme artículo, tengo la esperanza que la indignación poco a poco nos vaya impregnando a todos y eso nos haga actuar. Por mi parte, solo decir que no ceses en esta lucha. Nunca estarás solo.

Anónimo dijo...

yo ya tengo pensado intentar organizar una contra-campaña electoral ciudadana conforme lleguen las elecciones de 2012, para salir con mesas informativas a la calle a decirle a la gente de a pie lo indignados que estamos algunos jóvenes, buscando que el voto salga del bipartidismo y del turnismo dominante (sin proponer ningún voto efectivo, pues no consiste en manipular, pero dando información y haciendo memoria de por qué no votar a los mismos)... El cambio está en nuestra mano, y a menos de un año...

Tus aportaciones y las de tu compañero rafa serían muy estimables... Si queréis que empecemos a pensar algo al respecto, para intentar generar una fuerza y organización a nivel nacional, no más que escribirme a mi mail: pensador_oscuro arroba hotmail punto com

si no, con suerte, os enteraréis de que algo está pasando... Porque yo no pienso abandonar esa idea hasta agotar mis últimas energías...

Carlos dijo...

Gracias por los comentarios! Desde el grupo Idignados se están comentando propuestas muy interesantes para pasar a la acción, echadle un vistazo ;) http://groups.google.com/group/indignados_en_accion

Un saludo, y al toro!

Anónimo dijo...

Espero aportar algo de luz sobre los conflictos de Egipto porque veo vuestro escrito confuso y el tópico de "unos se enriquecen y una gran mayoría empobrece". Se enriquecen los políticos y las empresas afiliadas al Estado (gracias al poder oligárquico de éste). Si os interesa el tema, os dejo mis artículos sobre economía, guerra étnica y estatus político de Egipto:

http://intelbook.wordpress.com/2011/02/01/%C2%BFque-sucede-con-egipto-y-el-mundo-arabe/

http://intelbook.wordpress.com/2011/02/03/revolucion-facebook-y-transiciones-demograficas-egipto-libia-y-marruecos/

Carlos dijo...

Llevas razón en que no he ahondado más en esa cuestión, sin embargo, este artículo es más una opinión personal que redacté con poco tiempo, al hilo de lo que me venía a la mente.

Es indudable que se enriquecen los políticos y el sector privado de empresas más potentes principalmente. Y que también las clases medias se han convertido en un cajón desastre.

Tampoco he analizado la situación de los países el Norte de África, ya que no domino el tema.

Me pasare por tus artículos, tienen buena pinta.

Gracias por leerme y saludos.

Anónimo dijo...

Oir a gente joven este nivel de cultura, civismo y que sabe diferenciar entre la realidad existencial y la realidad creada me hace creer en un porvenir mas esperanzador y justo para la mayoría de los mortales y no solamente para una oligarquía privilegiada. Se necesitan mentes frescas y con ganas de trabajar para difundir este pensamiento, ánimo, un placer leerte y no pierdas ese derecho e ilusión en contar la realidad, un saludo.

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