domingo, 23 de mayo de 2010

Otro día

Una canción evoca antiguos sentimientos, un lienzo frío, en blanco, que suscita el placer que sentía al violar su exquisito vacío. Poemas olvidados, cubiertos de polvo en una caja de zapatos, cartón, en descomposición. Legado de tiempos mejores, en los que el amor tenía algún sentido, relegado ahora al más oscuro rincón de la mente, recóndito recoveco, laberinto de la memoria, cruel eco.

Has tratado de olvidar con todas tus fuerzas, mas sabes que es en vano, no es posible huir hasta la eternidad en una carrera contrarreloj sin cuartel, en la que los sentimientos y añoranzas más arraigadas en el profundo abismo del inconsciente, salen a flote hoy, el día inesperado.

Un barco es botado, sin embargo, es evidente la carencia de rumbo, pues su fin no es otro que la deriva, remando a solas, atrapado en la tempestad , antítesis de la aparente sonrisa de la mundanal vida. Te asomas por la borda al espejo de la mar, no hay reflejo, alzas la vista al cielo, se avecina temporal, son las lágrimas de la soledad, cayendo como cristalinos puñales que me condenan de nuevo a naufragar.

Meras palabras, sin ritmo ni cohesión, al igual que mi interior, palabras caen en el olvido, espiral sin sentido.

Analogía de este anodino día, viendo pasar las horas, el reloj no perdona, tampoco el superfluo dinero, que no nos devolverá aquellos momentos pasados, ni regalará un minuto venidero. Hora tras hora, año tras año, fingiendo que todo funciona, no es más que un cruel autoengaño. Mentiras y zancadillas, tropezar en la misma piedra, suelo del mundo irracional. Sombra tras sombra, anochecer tras anochecer, ocaso, eclipse de corazón, hoy por el balcón. Ventana a la mentira, atisbo de hipocresía.

La llave de la luz que se apaga, de la más gratificante sabiduría, cayó en un cofre hermético, sellado y enterrado por un astuto lobo, ese mismo que mata a sus hermanos, hedonista criatura que vaga allá por donde vaya, su bandera es la más vil mentira.

Lienzo desvirgado, palabras sin más, que como el efímero polvo el viento arrastrará, lápiz sin punta, goma perdida, al igual que la historia, con fina pluma y tintero de sangre escrita. Pero al final todo se olvida, pues mañana será otro día.

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